Sentados en el mobilhome del camping paradis en Montech pienso la cantidad de cosas que te pueden pasar en un día y lo diferente que casi siempre es como crees que va a ser tu día y como en realidad es. Como una etapa que en principio es de 45 km, cómoda, fácil, se transforma en un sinfin de aventuras y desventuras. Tanto es así que esta crónica quedará estructurada de una manera muy diferente, una primera crónica según Ana y Jose, crónica según Jose, crónica según Ana, y de nuevo crónica según Ana y Jose.
Crónica según Jose y Ana:
Visto el parte meteorológico, las temperaturas no superarían los 28-30 grados, decidimos tomárnoslo con algo más de calma. Empezábamos la mañana a eso de las 7.30, ha sido una noche genial, hemos estrenado la tienda y garbanzo lo ha hecho como campista. Rapidamente cogemos el ritmillo de recogida de campamento, coordinados, compenetrados, cada uno a lo suyo, en aproximadamente una hora, estamos desayunados, preparados, listos, ya.
Con la sombra de la cubierta rota de Ana sobre nuestras cabezas salimos del camping y cogemos ruta inmediatamente, pero, siempre hay un pero, la sombra nos cae de lleno. Otro tiro en la rueda de Ana, y este sí ha despertado al peque, la cubierta finalmente no ha aguantado. Parada obligatoria en la que decidimos desmontar mis aperos, poner cómodo al enano y separarnos, para yo salir zumbando a buscar un arreglo.
Crónica según Jose:
A partir de este momento nos separamos y tomamos caminos diferentes, en realidad yo tomo un camino diferente que me lleva a conocer la Francia profunda, mientras tanto Ana y el peque se quedan esperando como pueden bajo la sombra de unos árboles junto al canal.
No se por qué, a pesar de tener un estupendo mapa en el que aparecen los pueblos con sus talleres y demás, ignoro mi instinto, la lógica y el mapa, y me lanzo a preguntarle al primero que pasa, una madre y su hija, que me mandan a Grisolles, convnecidísimas de que allí había una tienda de bicicletas, nada más lejos de la realidad, ya que tras darle dos o tres vueltas al pueblecillo me encuentro con la cartera que me dice que alli no hay tienda de bicis ni nada que se le parezca, y me manda a otro pueblo a unos 10 o 15 kms. No recuerdo el nombre, pero allí me dicen lo mismo, no saben de la existencia de ninguna tienda de velos, y me vuelven a mandar a otro pueblo, que por suerte solo estaba a 5 ó 6 kms nada más. Allí sí que existe tienda, pero tras dar dos o tres vueltas al pueblo para encontrarla, resulta que está cerrada por vacaciones. Yuhu!!!!! que alegría!!! Un paisano me dice, entre otras cosas que los españoles somo muy bravos, dándome palmaditas en el hombro, como los italianos, portugueses y franceses... y yo oui, oui, pero y le velo? Ou est le velo? Y me manda a otro pueblo a 10 ó 15 kms más, y ya he perdido la cuenta. ¿Y a que no sabéis dónde estaba la tienda? pues yo tampoco, pero ahí no!!!!! Otro paisano me manda finalmente al pueblo que viene en la guía y donde sí que hay tienda, y otros 10 kms más. Allí otros dos paisanos me asustan diciendome que ellos creen que no hay, y yo señalando una y otra vez a la guía, y ellos que me vaya a un Decathlon a 40 kms, y yo venga señalar la guía y ellos que nada... total que en un momento de lucidez este buen hombre decide hacer una llamada telefónica y resulta que sí que hay taller. Se ofrece este hombre a guiarme con su furgoneta frigorífico, y tras unos 6 kms chupando rueda, por fin, el taller, que además estaba a 400 metros del canal. Avituallamiento mecánico y rodar. De aquí a donde me espera mi gente tan solo hay unos 11 kms. Echa la cuenta, primo. Kilómetros perdidos, ja, todo eso llevaba de más en las patas...
Crónica según Ana:
Pues eso, que mi rueda ha dicho hasta aquí, y Jose se ha ido y aquí estamos los dos tirados en mitad de ninguna parte. Espero que Jose vuelva pronto porque el enano ya no quiere estar en el carro si no es en movimiento y el panorama que tenemos es bueno... Nos hemos quedado en una sombra en mitad del canal. El peque sentado en su hamaca y yo tirada en el suelo a su lado jugando con él y esperando a ver cuanto aguanta. A mi derecha mi bici, tirada con las alforjas y todo, sin la rueda de delante y con la cámara destrozada en mitad del suelo, y a mi izquierda el croozer sin rueda delantera y todas las alforjas de Jose desparramadas... Os podéis imaginar cuanta gente pasa por el canal en casi tres horas que ha tardado Jose en volver? La respuesta es infinita, pues sabéis cuantas me han ofrecido ayuda con el panorama que tenía? Una, pero todo el mundo se quedaba mirando, y nadie se paraba ni a preguntar si quiera si estábamos bien...Increíble. Yo de todos modos lo prefería pues el enano se había quedado dormido en la hamaca, no me podían ayudar y seguro que lo despertaban. De todos modos me ha parecido una cosa sorprendente. Afortunadamente la siesta de Jose ha durado casi dos horas y luego hemos aguantado como hemos podido hasta que por fin ha aparecido Jose con una cubierta nueva para mi bici.
Crónica según Ana y Jose:
Tras el montaje de la cubierta y darle de comer al enano, y aunque la verdad es que yo ya estaba destrozado decidimos continuar hasta Montech. Monta alforjas, engancha croozer y a rodar. Madre mía como me ha pesado hoy esto, no tenía patas, la verdad que esto pesa, pero en esos momentos más. Pronto llegamos a nuestro destino, oficina de turismo, alerta por lluvias y viento, camping mobilhome por lo que valga y menos mal, porque ya está liada...
Hasta Mañana...
