Nos levantamos esta mañana temprano y empezamos a rodar bastante rápido, se nota que nos vamos encontrando mejor. Muy buena temperatura y a eso de las 11.30 estamos en el pueblo, Increíble!!!
Y cuando yo ya pensaba que tocaba luchar con el tráfico para llegar a nuestro alojamiento, va Jose y me dice de tirar para Toulouse, como siempre al final me consiente... Le tiramos? Seguro? Pues vamos. Yo no se si ha sido el "no me firma a mi" o si nos han animado a continuar una pareja de españoles que nos hemos encontrado, llevaban dos meses seguidos montando en bici y venían desde Madrid.
La cosa es que seguimos un poco hasta la una, que paramos para dar de comer al enano en una esclusa, como siempre todo el mundo se queda mirando, y después un poco más y un poco más y otro poco, y casi sin querer hemos llegado al campig de Toulouse, donde nos espera nuestra caravana. Vamos a dormir en un colchón...lloro de alegría.
Y esta crónica la escribo yo porque Jose se ha empeñado en que lo haga, y ya de paso voy a aprovechar para decir que esta experiencia es increíble, después de luchar con mis propias dudas y con las de los demás, que no han sido pocas, tengo que reconocer que no sólo se puede hacer un viaje así con un bebé, si no que es altamente recomendable. Nosotros hemos disfrutado de lo lindo y él más que nosotros y todo gracias a que Jose nunca tuvo ninguna duda al respecto. Ver su cara mirándolo todo, asombrado de dormir en la tienda, de meterse en su saco, regalando miradas a todo el mundo, con cada cosa nueva una sonrisa, ni un solo día a disgusto en el croozer, verlo sentarse sólo por primera vez, en fin, que él no lo recordará, pero para nosotros será inolvidable e irrepetible. El primer vaje en bici de Garbanzo.